De la liturgia cósmica de Máximo el Confesor a la poesía mistagógica de Christophe Lebreton

Autora: Dra. Cecilia Avenatti de Palumbo

ÍNDICE

 

  1. Introducción
  2. Propósitos y marco teórico metodoloógico
  3. ¿Por qué leer hoy a los Padres de la Iglesia? Liturgia cósmica y vigencia de la Mistagogía de Máximo el Confesor
  4. ¿Por qué leer hoy a los monjes de Tibhirine? La poesía mistagógica y mística de Christophe Lebreton
  5. Bibliografía y Notas

 

 

  1. Introducción

 

La colección “Sources chrétiennes” representó un emprendimiento editorial cuyo objetivo fue el de acercar a los cristianos del siglo XX el corpus teológico fundacional de los escritos de los Padres de la Iglesia, cuyas raíces comparten las tres grandes tradiciones cristianas: católica, evangélica y ortodoxa. No poco le debe la renovación litúrgica, ecuménica, pastoral y dogmático-trinitaria del Concilio Vaticano II (1965) a estos olvidados textos antiguos. Recogidos por destacados teólogos del siglo XX y del siglo XXI, siguen siendo una fuente de revivificación constante del pensamiento y el lenguaje teológico, filosófico y literario.

 

 

Los estudios de Hans Urs von Balthasar1 sobre los Padres griegos –entre los cuales destaca su temprana Liturgie cosmique2 sobre Máximo el Confesor3– y la reciente propuesta del cristianismo como estilo, en la que Christoph Theobald SJ4 presenta la hospitalidad como una clave para hacer teología en la postmodernidad, como un modo de habitar este mundo plural, son prueba de la actualidad de la patrística.

 

  1. Propósitos y marco teórico metodológico

 

El primer propósito de esta exposición es mostrar el impacto de la Mistagogía de Máximo el Confesor, “la flor más perfumada del pensamiento alejandrino”5, en la teología de Hans Urs von Balthasar desde la clave de la liturgia cósmica en la que el culto sacramental, el culto teológico y el culto del amor conforman una síntesis6. Para Máximo, en la armonía de estos tres actos, que son el fundamento de la oración, acontece la divinización del ser humano, puesto que “la oración no se actualiza sino en la acción, es decir, en el servicio”7. De modo análogo, en la Trilogía de Balthasar 8 la dimensión “teoestética” de la manifestación del Misterio de Dios en Cristo por acción del Espíritu no se consuma sino en la “teodramática”, es decir, en la acción kenótica de Dios sobre el escenario del mundo y en la respuesta de la acción humana que se diviniza y se hace palabra viva y transfigurada, es decir, “teológica”, atravesando el camino de la Pascua tras las huellas del Maestro.

 

El segundo propósito es mostrar la vigencia de este concepto patrístico en la “poesía mistagógica” del Christophe Lebreton9, más específicamente en la serie titulada Amor I, cuya elección obedece al hecho de que en su conjunto los poemas que la integran se corresponden con el ritmo temporal de la liturgia de las horas. En dicha serie el poeta recrea libremente una liturgia cósmica en el lenguaje de la poesía contemporánea, reuniendo las tres dimensiones cultuales que Balthasar destaca en Máximo, cuyo punto axial es el amor nupcial que unifica contemplación, acción y palabra, es decir, la teoestética, la teodramática y teológica.

 

 

El marco teórico metodológico para trazar este puente es el de la correlación crítica. En 1995, el cincuentenario de la publicación de la mencionada colección patrística suscitó un interesante corpus en torno al sentido de leer a los Padres en vistas a una renovación de la integración de vida y pensamiento cristianos. La pregunta planteada entonces: “¿Por qué leer hoy a los Padres de la Iglesia?”, fue retomada recientemente en el coloquio realizado para el vigésimo quinto aniversario del martirio delossiete monjesdeTibhirine, en la Argelia violenta de la década negra de finales del siglo XX.10 Gilles Routhier, teólogo de la Universidad de Laval (Quebec) trazó un paralelo entre los Padres y los monjes planteando al auditorio la misma pregunta: “¿Por qué leer hoy a los monjes de Tibhirine?11. El canadiense retomó las cuatro razones propuestas de M. Fédou en relación con los Padres de la Iglesia y las aplicó a los monjes de Tibhirine:

 

 

“¿Qué nos motivaría hoy a leerlos? ¿Qué justifica nuestro interés por el itinerario de monjes que han vivido en un contexto tan diferente del nuestro? ¿Cómo siguen siendo sus escritos fuentes para la comunidad cristiana? ¿Qué frutos podemos esperar de ellos para una comprensión contemporánea de la fe, dada la brecha cultural entre su experiencia en el Magreb y la nuestra tan diferente?”12

 

 

El camino de respuesta a ambas preguntas coincide en que “se trata de correlacionar dos experiencias y no comparar dos contextos que siguen siendo particulares e irreductibles”.13 El procedimiento sigue la huella hermenéutica dado que estos textos tienen “el mismo poder que la gran literatura (novela, teatro, poesía o cine), es decir, sacarnos fuera del lugar de origen para devolvernos mejor a nuestra propia experiencia. El despliegue del mundo del texto tiene el efecto de hacernos conscientes de nuestra propia historia.”14 Así pues, leemos textos producidos en tiempos y geografías lejanas y distantes porque la experiencia que atestiguan nos reconduce a la comprensión de un presente que arraiga en una tradición cultural exigiendo el desafío de una nueva creatividad.

 

 

La relectura de la teología de Máximo el Confesor como liturgia cósmica realizada por Hans Urs von Balthasar, que proponemos vincular aquí con la poesía mistagógica de Christophe Lebreton, ha sido posible porque se trata de textos “clásicos”, que son tales no en razón de su antigüedad, estilo o autoridad, sino por el efecto de resonancia que los ubica en una continuidad cultural viva, como afirmaba Italo Calvino en el libro en el que se planteaba Por qué leer los clásicos.15

 

3. ¿Por qué leer hoy a los Padres de la Iglesia? Liturgia cósmica y vigencia de la Mistagogía de Máximo el Confesor

 

 

“La visión del mundo que nos ha dejado Máximo el Confesor en sus escritos es la consumación y la plena madurez del pensamiento griego, místico, teológico y filosófico. Ella aparece en ese instante gozoso y fugitivo que une por última vez, antes de la descomposición ya próxima, las riquezas pacientemente adquiridas y desarrolladas por el efecto de una cultura entera: tal como lo hace la rosa en la plenitud de su floración que no espera sino el próximo golpe de viento para ser dispersada, tal como se conserva todavía la serenidad sin nubes de un día de otoño cuyas sombras y ligeras brumas anuncian la declinación.”16

 

En el frágil e inexorable ocaso de una época sitúa Balthasar el pensamiento de Máximo el Confesor, quien tras sufrir el silenciamiento de su palabra y escritura por la amputación de su lengua y de su mano –tal era la potencia de la atracción que suscitaba la convicción de su fe– dio testimonio con su cuerpo de la Encarnación, dos voluntades en dos naturalezas en la misma persona divina del Hijo. Por eso su vida late hoy todavía en su escritura atravesando los siglos como aurora de renacimiento y fuente de esperanza. Este es el trasfondo existencial de esta obra de juventud, la Mistagogía, que se hizo realidad en el anciano octogenario.

 

La patróloga francesa Ysabel de Andia17 sitúa la mistagogía entre el misterio y la mística, ofreciéndonos una clave hermenéutica fundamental para configurar este concierto de voces teológicas, martiriales y poéticas:

 

“La Escritura nos da a conocer el magnum mysterium de Cristo y de la Iglesia, pero solo la mistagogía, como su nombre indica, nos «conduce hacia» y nos hace «entrar (agogé) en» este misterio (mystérion) por medio de los sacramentos de iniciación (el bautismo, la unción y la eucaristía), que nos permiten vivir de él. Los Padres de la Iglesia compusieron unas «catequesis mistagógicas» que estaban destinadas a los neófitos y que predicaban en la semana pascual, después de que, en la Fiesta de Pascua, estos hubieran sido iniciados en los santos misterios de la muerte y la resurrección del Señor. Por lo tanto, el misterio pascual es la fuente del nuevo nacimiento, del agua y del Espíritu, del bautizado. Cirilo de Jerusalén y Juan Crisóstomo escribieron unas Catequesis mistagógicas, más tarde, Máximo el Confesor escribió una Mistagogía.”18

 

La manifestación y la acción se implican recíprocamente en su diferencia. Mientras la Palabra revela en el ocultamiento (dimensión teoestética), la liturgia actúa (dimensión teodramática) y la mística dice la palabra de la unión en el Espíritu (dimensión teológica). El sacramento es el que introduce en la vida mística cristiana que es bíblica, nupcial y trinitaria.19 La relación entre Escritura y liturgia es análoga a la relación entre Palabra que manifiesta desocultando el gran misterio y la liturgia que vivifica.

 

Cabe aclarar es que la expresión “liturgia cósmica” no aparece en el texto de Máximo, sino que es el nombre con el que Balthasar sintetiza su brillante y aún no superada interpretación contemporánea de la Mistagogía. En la síntesis de los tres cultos, Balthasar afirma que en Máximo “el Verbo es más que verdad, es una vida. Por eso no instituye una comunidad de sabios sino un organismo viviente, una Iglesia”20.

 

 

Esta corriente de vida es la que vincula la liturgia sacramental con la cósmica: “La idea fundamental de la Mistagogía esque el culto sacramental de la Iglesia esel símbolo eficaz de la liturgia trascendente universal cósmica”21. De ahí también la unidad de pensamiento y vida puesto que “el culto teológico tiene su lugar en la esfera de lo sacramental.”22 ¿Acaso no reconocemos aquí el germen de la unidad entre “teología y santidad” que Balthasar acuñó en la fórmula “teología de rodillas”?23 La relectura del teólogo de la belleza y de la acción teodramática vamásallá todavía, cuando, citandoa Máximo, afirma que:

 

 

“Como la Iglesia es un «mundo», así el mundo es una iglesia cósmica, en la que la nave sería el mundo sensible y el coro el mundo espiritual. Así el alma se refugia como en una iglesia y en un asilo de paz, en la contemplación espiritual de la naturaleza…; entra en ella con el Verbo y bajo la guía del Verbo.”24

 

La mistagogía litúrgica adquiere su carácter cósmico, pues, como señala Andia: “en el desarrollo del culto (tiempo) y los lugares de celebración o de la santa synaxis (espacio), la antropología y la cosmología, el cielo y la tierra, se corresponden.”25 Estos dos cultos, en los que reconocemos el dinamismo mistagógico de «entrar en» el misterio de “la vida en Cristo” por el camino del cosmos y de la Iglesia, confluyen en el tercer culto del amor que es el de la unión mística. Este es el amor que diviniza, en el cual pasamos del misterio a la mistagogía y de la mistagogía a la mística. Para Andia, “Máximo insiste más en el carácter cósmico que en el carácter mistérico de la liturgia, quizás porque ya no se halla como los Padres capadocios, frente a los misterios paganos.”26 Podríamos preguntarnos nosotros hoy en el contexto de una cultura postcristiana dónde deberíamos poner el acento del misterio, si en la liturgia o en lo cósmico. ¿O bien podríamos buscar en la poesía un tercer camino para poder decir el culto del amor místico como divinización? ¿No escuchamos las resonancias de la vía estética que Balthasr propone como “tercer camino del amor”? 27 La lectura sobre la divinización que realiza Andia sobre Máximo confirmaría nuestra propuesta del tercer camino poético místico. Dice la patróloga que:

 

 

“Este estudio del lenguaje del misterio y de los misterios no es sino una introducción al fruto de estos misterios, a saber: la divinización del ser humano, que es llamada igualmente un «gran misterio» o el «colmo del misterio». El tema de la divinización es más griego que sirio o latino, y Máximo define la mística como un proceso objetivo, cualitativo más que experimental.”28

 

 

En consecuencia, de ser posible transitar la vía poético mística como divinización, el acto creador que lo dé a luz habrá de ser una escritura originada en la mistagogía objetiva de la liturgia sacramental. Proponemos pues considerar en el segundo bloque la palabra poética de Christophe Lebreton como un sacramental litúrgico-cósmico en el que la divinización se realiza en la unión mística.

 

 

4. ¿Por qué leer hoy a los monjes de Tibhirine? La poesía mistagógica y mística de Christophe Lebreton

 

 

La confirmación de la hipótesis de la dimensión mistagógica como una consecuencia de la dinámica propia de la escritura poética de Christophe ha sido el resultado del trabajo de investigación realizado en el Laboratorio poético sobre su corpus.29

 

La clave mistagógica es el puente en torno al cual hemos puesto en diálogo estos textos de teólogos, poetas y mártires, porque Máximo también monje y teólogo ha sido un mártir, como Christophe Lebreton lo fue siglos después. Como aquél, el poeta francés vislumbró ya en un escrito temprano que su entrega de amor sería hasta el fin. Siendo aún novicio escribió el 1º de septiembre de 1980 este texto profético:

 

No tengo miedo

mi rostro puesto al desnudo esta noche para ofrecerse

a la ternura mañana

de tu mano

llora

No tengo miedo

ella vendrá por la mañana es una promesa

a despertarme

tu mano

seguramente la violencia se callará vencida

dado que me hablará

y yo seré solamente tu voluntad

 

y yo diré: Cristo mío, dibújame, hoy, en forma de poema: don de vida para mis hermanos. Me gustaría mucho: un poco de luz, a la espera en la piedra; una llama, en marcha sobre el camino; un grano de paz, oculto en la tierra; el canto de un pájaro, sobre el árbol de silencio; y lleno de flores, en alegría; y luego, en recuerdo del jardín, una rama de olivo. Me gustaría también, por favor (pero, ¡tú lo sabes bien!): la amistad bien fuerte del sol; la llamada tan ancha del viento; y la sonrisa tímida de una estrella.

 

Este será un poema

sin pretensión

ni grandes movimientos

algo simple

muy dulce

como una vocación

la música eterna

de un día de Pascua

serás tú viviente 30

 

El escenario para entrar en el misterio es para él el poema: tiene plena conciencia de ser él mismo un poema de Dios, un dibujo de Cristo. La búsqueda de la paz lo atraviesa en medio de la violencia. Ser poema es su vocación plenamente humana divinizada. En la escritura poética él hace de su vida una eucaristía: “don de vida para mis hermanos”. Una liturgia pascua abierta a la dimensión cósmica. De ahí nuestra conclusión de que:

 

“Christophe comparte su relación con el misterio en el lugar privilegiado que es para él el poema. En efecto, sus escritos se basan en tres dimensiones fundadoras de la mistagogía: la oración, la teología y la liturgia. Para él el poema parece ser un gesto que permite orar, tratar de penetrar en el mistero de Dios y celebrarlo al mismo tiempo, gracias a una escritura libre de concepto, capaz de llevarnos a una experiencia vivida en el día a día.”31

 

 

Escribía desde su vida de monje marcada por el ritmo de la liturgia sacramental, abierto a la comunión con el cosmos, con el pueblo argelino pobre en el que se encontraba el monasterio, en una difícil vida en común con sus hermanos trapenses, en un contexto socio político de violencia, de injusticia, de muerte. En el origen y en el fin se hallaba la alteridad viviente del Dios amante, la unio mistica de la nupcialidad cisterciense.

 

En la serie de poemas reunidos bajo el título “Amor, tú vienes” se cristaliza su proyecto de “dibujar una nueva escritura” sin puntos ni comas, caligráfica, construidas sobre espacios en blanco para poder respirar entre los versos, como una liturgia de las horas a cielo abierto. De los siete poemas que componen el conjunto sólo citaremos los cinco publicados.

 

 

De estructura litúrgico hímnica, la serie está precedida por dos poemas inéditos. El primero es una invocación de auxilio, en clave de abrazo que pide Dios le otorgue para hacer de su vida una alabanza. El segundo poema representa en clave nupcial y mariana el misterio pascual. Comienza con el dibujo de la Cruz que a su derecha dice simplemente: “María / de pie / en plena gracia / en plena noche / he aquí / al Esposo.” El misterio del amor se declina y explicita en los cinco poemas siguientes que nos introducen en el amor manifestado en la plenitud de la historia, la carne, el miedo, la tierra, el poema. Escuchemos al Amor que viene y dejemos introducir en el misterio de esta poesía mistagógica.

 

 

(I)

 

en plena historia

Amor tú vienes

en pleno corazón

a ofrecerme

tu cruz

eres tú

puedo venir

con manos llenas

a recoger

tu aliento

...y a alejarme de ti

herido de por vida32

 

(II)

 

en plena carne

Amor tú vienes

en pleno rostro

a ofrecerme

tu gracia

eres tú

puedo venir

con la boca llena

a tomar

tu nombre

...y alejarme de ti

restablecido en paz 33

 

(III)

 

 

en pleno temor

Amor tú vienes

en pleno tormento

a ofrecerme

tu grito eres tú

puedo venir

a lágrimas llenas

a rezar

a tu Padre

...y alejarme de ti

cargado de infancia 34

 

(IV)

 

en plena Tierra

 

Amor tú vienes en plena pascua

a ofrecerme

 

tu alegría eres tú

puedo venir

 

con brazos llenos a abrazar

tu pasión ...y alejarme de ti

marcado de eternidad 35

 

 

[V]

 

 

en pleno poema

Amor eres tú

…yo voy36

 

 

Es el camino de la vida hecho poema. Son siete poemas, siete horaslitúrgicasen el tiempo, el número siete que une cielo y tierra, y el eje axial del tú personal divino que viene como el Esposo. El dinamismo mistagógico está atravesado por el llamado - “tú vienes”- y la palabra poética que es respuesta, que viene - “de ti”-. La alteridad nupcial es el eje axial de la plenitud de Dios desplegada en el escenario del mundo: (I) en plena historia, la Anunciación; (II) en plena carne, la Encarnación; (III) en pleno temor, Getsemaní; (IV) en plena tierra, la Pascua; [V] en pleno poema, la Divinización. En el centro de la liturgia cósmica está el ser humano transfigurado, hecho poema nupcial divino. Los puntos suspensivos que preceden cada díptico final acompañan la herida de la abertura de la cruz, recogiendo en sí todo el inmenso dolor humano que ha sido asumido por la palabra que nos abraza. Se repite la estructura del acto de reconocimiento “eres tú”. En la figura mariana se halla la dimensión comunitaria de esta experiencia nupcial. Es el poema el que conduce al Esposo y que convierte a la Iglesia en Esposa. En todos los finales encontramos el juego “eres tú” y “de ti”. La función de la liturgia es comunitaria, consiste en abrirnos unos y otros, unos a los otros para recibir la plenitud de Dios. El yo es restituido plenamente en el hacer poético. Christophe es monje y mártir porque poeta. Y en él los lectores devenimos orantes. Somos el Verbo de Dios hecho poema. Este es el alfa y el omega de la mistagogía.

 

 

  1. Bibliografía y Notas

 

1 Uno de los grandes teólogos del siglo XX, que nació y vivió en Suiza: Lucerna 12 de agosto de 1905 -Basilea 26 de junio de 1988. Cf. https://balthasarspeyr.org/es

 

2 HANS URS VON BALTHASAR, Liturgie cosmique. Maxime le Confesseur, Paris, Aubier, 1947 [1º edición en alemán Kosmische Liturgie. Höhe und Krise des griechischen Weltbilds bei Maximus Confessor, Freiburg, Herder, 1941]

 

3 Padre de la Iglesia de Oriente perteneciente al período tardío. Se cree que nació en Constantinopla alrededor del 580 y que falleció el 13 de agosto de 662, como confesor de la fe, luego de la amputación de su lengua y de su mano. Para una primera aproximación. cf. https://www.vatican.va/content/benedict-xvi/es/audiences/2008/documents/hf_ben-xvi_aud_20080625.html

 

4 Teólogo destacado del siglo XXI (1946-), cf. https://centresevres.com/enseignant/christoph-theobald/

 

5 H. U. VON BALTHASAR, Liturgie cosmique... p. 245.

 

6 Cf. H. U. VON BALTHASAR, Liturgie cosmiquepp. 242-265.

 

7 H. U. VON BALTHASAR, Liturgie cosmique... p. 252.

 

8 La Trilogía es considerada como la obra orgánica de mayor alcance de la teología balthasariana. Está compuesta por tres partes según la unidad de los trascendentales del ser, lo bello, lo bueno y lo verdadero: Gloria. Una Estética Teológica (7 tomos); Teodramática (5tomos) y Teológica (3 tomos), más un Epílogo. La escribió y publicó en alemán durante 25 años (1961-1987). Está traducida al español por Ediciones Encuentro.

 

9 Nació en Blois, Francia, en 1950 y murió martirizado junto con seis de sus hermanos del Monasterio del Nuestra Señora del Monte Atlas (Tibhirine -Argelia) el 21 de mayo de 1996. Poeta, monje y mártir. Cf. https://es.lecloitredetibhirine.org/

 

10 MARIE-DOMINIQUE MINASSIAN et alt. (dir), Tibhirine: Hermanos para nuestro tiempo. Coloquio Internacional 2021 para el 25º aniversario del martirio de los hermanos del Atlas, Buenos Aires, Agape Libros, 2022.

 

11 GILLES ROUTHIER, “Leer y trabajar los escritos de los monjes de Tibhirine”, en M.-D. MINASSIAN et alt. (dir), Tibhirine: Hermanos para nuestro tiempo…, pp. 59-71.

 

12 G. ROUTHIER, “Leer y trabajar…, 60-61.

 

13 G. ROUTHIER, “Leer y trabajar…, 61.

 

14 G. ROUTHIER, “Leer y trabajar…, 61.

 

15 Cf. ITALO CALVINO, Por qué leer los clásicos, Madrid, Siruela, 2009, pp. 13-20.

 

16 H. U. VON BALTHASAR, Liturgie cosmique... p.11.

 

17 La patrológa filósofa y teóloga francesa Ysabel de Andia (1937-) que ha dedicado su vida y obra a las tradiciones místicas del occidente y oriente cristianos.

 

18 YSABEL DE ANDIA, Mística. El admirable misterio de Dios y del hombre en Cristo,

 Salamanca, Sígueme, 2022, p. 97.

 

19 Y. DE ANDIA, Mística p. 20.

 

20 H. U. VON BALTHASAR, Liturgie cosmique... p. 243.

 

21 H. U. VON BALTHASAR, Liturgie cosmique... p. 246.

 

22 H. U. VON BALTHASAR, Liturgie cosmique... p. 249.

 

23 Cf. H. U. VON BALTHASAR, “Teología y santidad”, en Ensayos teológicos I. Verbum caro, Madrid, Cristiandad, 1964, 235-268.

 

24 H. U. VON BALTHASAR, Liturgie cosmique... p. 250.

 

25 Y. DE ANDIA, Mística p. 106.

 

26 Y. DE ANDIA, Mística p. 107.

 

27 Cf. H. U. VON BALTHASAR, Sólo el amor es digno de fe, Salamanca, Sígueme, 1988, pp. 45-54.

 

28 Y. DE ANDIA, Mística p. 107.

 

29 Cf. CECILIA AVENATTI DE PALUMBO, MARIE-DOMINIQUE MINASSIAN, BLANDINE POINSIGNON, “Tierra de pasaje, de encuentro y de partición. Un trabajo en curso sobre la poesía del hermano Christophe”, en M.-D. MINASSIAN et alt. (dir), Tibhirine: Hermanos para nuestro tiempo… pp. 83-101.

 

30 CHRISTOPHE LEBRETON, “Dibújame”, en Ama hasta el fin del fuego. Cien poemas de verdad y de vida, Buenos Aires, Agape Libros, 2017, pp. 67-68. [1º edición en francés: Aime jusque au bout du feu. Frére Christophe. Moine-Martyr de Tibhirine, Annecy, Monte Cristo, 1997.]

 

31 C. AVENATTI DE PALUMBO, M.-D. MINASSIAN Y B. POINSIGNON, “Tierra de pasaje, de encuentro y de partición. Un trabajo en curso sobre la poesía del hermano Christophe”, en M.-D. MINASSIAN et alt. (dir), Tibhirine: Hermanos para nuestro tiempo… p. 92.

 

32 C. LEBRETON, “Amor, tú vienes (I)”, en Ama hasta el fin del fuego. Cien poemas de verdad y de vida, Buenos Aires, Agape Libros, 2017, p. 168.

 

33 C. LEBRETON, “Amor, tú vienes (II)”, en Ama hasta el fin del fuego. Cien poemas de verdad y de vida, Buenos Aires, Agape Libros, 2017, p. 169.

 

34 C. LEBRETON, “Amor, tú vienes (III)”, en Ama hasta el fin del fuego. Cien poemas de verdad y de vida, Buenos Aires, Agape Libros, 2017, p. 170.

 

35 C. LEBRETON, “Amor, tú vienes (IV)”, en Ama hasta el fin del fuego. Cien poemas de verdad y de vida, Buenos Aires, Agape Libros, 2017, p. 171.

 

36 C. LEBRETON, Ama hasta el fin del fuego. Cienpoemasde verdad y de vida, Buenos Aires, Agape Libros, 2017, p. 22.

 

 

Última modificación: Friday, 27 de October de 2023, 21:26