Firmos de Cesarea (†439): Docencia teológica
Autor: Anastasios G. Maràs
ÍNDICE
1. Introducción
2. Docencia teológica de Firmos
3. Epílogo
4. Bibliografía y notas
1. Introducción
El obispo Firmos de Cesárea vivió la primera mitad del siglo V[i]. Durante las grandes disputas cristológicas del siglo V, Juan de Antioquía había dirigido una carta a Firmos pidiendo su apoyo teológico. Sin embargo, Firmos lo ignoró y durante el III Concilio Ecuménico en Éfeso se volvió contra Nestorio, contribuyendo a la condena de este último. Al mismo tiempo, apoyó a Cirilo de Alejandría, alineándose con los ortodoxos, continuando la tradición de los obispos de Cesárea. Al mismo tiempo, pronunció una serie de sermones en Éfeso, de los cuales solo sobrevivió un discurso. Al final del trabajo del 3er Sínodo Ecuménico, se le encargó que fuera a Constantinopla, como miembro de un comité de siete elementos, para informar al emperador Teodosio II sobre las decisiones del Sínodo. Debido a su expresada oposición a la cristología de Nestorio, los antioqueños derrocaron a Firmo en el Concilio de Tarso en 432. La última vez que se menciona es en 439, por el historiador Sócrates[ii]. Desde entonces sus huellas se perdieron y probablemente murió poco después.
Su trabajo incluye cuarenta y cinco cartas en griego y un texto resguardado en etíope, que fue recitado en 431, durante los procedimientos del 3er Concilio Ecuménico de Éfeso. El estilo y el lenguaje de sus obras son tan elevados como los de los Padres Capadocios, revelando a una persona culta con una amplia educación. Esto se puede ver en los pasajes de los escritores clásicos que cita, incluso ocasionalmente. Sin embargo, sus cartas son muy pequeñas, lo que no nos permite tener una imagen completa de sus puntos de vista teológicos. Sin embargo, sus cartas son concisas, un acierto que no nos permite tener una imagen completa de sus pensamientos teológicos.
¿Pero, qué son sus letras? Según Firmos, las letras son un cuento de hadas[iii], pero también son el medio de comunicación de quienes están separados por un espacio extendido[iv]. Aunque Firmos utiliza más bien la palabra διάστημα (espacio) en general como distancia territorial, creemos que en relación a su correspondencia el término espacio puede entenderse también en el tiempo, ya que a través de las letras podemos trascender el tiempo y de alguna manera comunicarnos con el obispo de Cesarea. La falta de una explicación relevante, y también de estudios individuales o artículos relacionados con Firmos y su época, nos da la oportunidad de enfocar el interés del presente estudio en los datos que se pueden extraer de los trabajos de Firmos, tanto para él, como para sus opiniones teológicas.
2. Docencia teológica de Firmos
Firmos se convirtió en un oponente combativo de Nestorio y sus seguidores. Su oposición a Nestorio es evidente no solo a través de sus cartas sino, sobre todo, de un breve discurso conservado en una traducción en etíope. En este discurso, Nestorio se describe abiertamente como un enemigo que tuvo a su padre el Diablo y cayó del cielo como él y fue pisoteado[v]. Al mismo tiempo, la victoria de los ortodoxos sobre los nestorianos se compara con la victoria de los israelitas contra los amalecitas[vi]. Sin embargo, los ortodoxos están tristes por el error de su hermano[vii].
Las disputas cristológicas de la época y los frecuentes sínodos locales y supralocales dieron como resultado la frecuente comunicación de los obispos, con el fin de definir una línea teológica común, presentar argumentos, intentar influir en los opositores, etc. [viii]. En este contexto, Firmos se reunió con un feroz oponente de los nestorianos, Akakios de Melitini. La reunión tuvo lugar a pedido de Akakios, hecho que provocó la pregunta de Firmos y quizás una preocupación por posibles acciones inquietantes de los nestorianos[ix]. La actividad anti-nestoriana de Firmos incluye obviamente su relación con Theodotus de Ankara, el orador Dometian y el conocido sumo sacerdote anti-nestoriano Flavius Plintha[x]. El tono muy amistoso de la carta 24 al obispo Hilona es una indicación matizada, si no una prueba, de que este obispo, desconocido para las fuentes, pertenecía al grupo de opositores al nestorianismo[xi].
Igualmente, amistoso es el tono de la carta a Valerio o Valeriano de Konya, ya que este último había participado en el Concilio de Éfeso y se había puesto del lado de Cirilo de Alejandría. De hecho, Valeriano parece haber dejado una impresión especialmente positiva en Firmos, por lo que pudo ser elogiado por este último[xii]. La movilización en la lucha común le facilitó a Firmos expresar su pensamiento sobre la lucha contra los nestorianos en Valeriano. Es muy interesante que Firmos comparó la lucha de los ortodoxos contra los heréticos antioqueños con el martirio de Sísifo, que cuando llegó a su fin, se reanudó desde el principio[xiii]. La acción anti-nestoriana incluye la proclamación por parte de Firmus del Praefectus Praetorio, Isidoro, como buen aliado y protector de la Iglesia, ya que este había demostrado evidentemente en la práctica su obsesión por la ortodoxia [xiv].
A pesar de su incuestionable obsesión por la ortodoxia, Firmos presentó, cuando fue necesario, una diplomacia eclesiástica envidiable. En ese momento escribió una carta al obispo nestoriano de Tarso, Helladios, para la preservación del orden eclesiástico[xv]. En un caso similar, en la primavera de 432 se puso en contacto con el pro Nestoriano obispo Tyanon, Euthrios, con una carta de recomendación a favor de un creyente[xvi]. Este hecho sorprende, ya que en 432 se celebró un concilio nestoriano en Tarso que buscaba, entre otras cosas, la sustitución de Firmos por un obispo nestoriano. En el mismo año, Firmos envió una carta a Cirilo de Alejandría, refiriéndose a-desconocido por nosotros- antes, del 3er Concilio Ecuménico de Éfeso (431) y a lo que sufría por su obsesión por la ortodoxia[xvii]. Las -al menos dos- cartas de Firmos a Cirilo de Alejandría, pero también el tono amistoso de la carta que se conserva demuestran los estrechos parientes de los dos hombres. Este hecho nos permite incluir a Firmos en el núcleo duro de los oponentes de Nestorio. La información de que Cirilo había recibido cartas sobre el mismo tema de otros obispos nos lleva en la misma dirección[xviii]. Firmos, sin embargo, diferenció un poco el contenido de su carta al enfatizar el hecho de que su propia carta relevante era un registro de lo que sufrió.
Desde un punto de vista teológico, la antropología de Firmos enfatiza la unidad psicosomática del hombre, que de hecho es probada indirectamente por el obispo de Cesarea. En concreto, lleva, sucintamente, al lector a la conclusión de que el estado mental del hombre puede verse influido por el estado en el que se encuentra el cuerpo. En este contexto, Firmos utiliza el término sinastenia (co-enfermedad)[xix]. Sin duda este razonamiento puede, lógicamente, percibirse y viceversa, es decir, que la enfermedad mental puede derivar en una enfermedad del cuerpo. Por supuesto, cuando Firmos habla de co-enfermedad, no es originalmente teológico sino solo conceptualmente, ya que el término que usa es raro, mientras que la asociación de enfermedad psicosomática con el pecado humano se conocía por la Biblia y la literatura judeocristiana[xx]. Sin embargo, es una declaración simbólica de una sola palabra de la visión ortodoxa de las pasiones, que son un estado antinatural del hombre y aparecen con la corrupción de la salud mental y el oscurecimiento de la mente subconsciente[xxi]. Después de todo, los ejemplos y metáforas utilizados por los Padres en sus obras relacionadas con la enfermedad fueron muy populares[xxii].
Según Firmos, la salvación del hombre depende directamente de su relación con Dios. En este contexto, el hombre se esfuerza por convertirse en un comunicador de Dios. En pocas palabras: amigo de Dios. Esta teofilia se logra de muchas formas, entre las que se encuentra el amor y su profundización cualitativa. En particular, quien ama más que a otra persona, entonces se vuelve más bien teofílico[xxiii]. En esta perspectiva, Firmos promueve el desarrollo de una noble rivalidad de amor entre los fieles, en la que no se aplica la regla de la moderación, sino que, por el contrario, se busca la inmodestia. Es una mirada dinámica del amor que no tiene fin, un tiempo intenso que es signo matizado de su identificación con Dios, como también se menciona en el Nuevo Testamento[xxiv].
En el mismo contexto, en otra carta, se enfatiza que la verdadera riqueza está en los amigos y no en los bienes materiales[xxv]. De esta forma, se vuelve a enfatizar la importancia del amor entre las personas, que prevalece sobre cualquier bien material que pueda funcionar para muchos como sustituto de las relaciones humanas esenciales. En este contexto, se amplía el concepto de amor a medida que se enfatiza la importancia de la benevolencia no solo de los familiares del creyente, sino de todo ser humano[xxvi]. En este punto, Firmos parece seguir en la práctica la exhortación de Cristo a amar incluso a los enemigos, así como la línea teológica para superar cualquier separación entre personas, que son imágenes de Dios[xxvii]. De esta manera el creyente se completa a través del amor y la limitación de las pasiones, ya que cualquier placer se limita al espacio del espíritu y es parte del fin. Aparentemente esto es lo que Firmos quiso enfatizar cuando habló del "placer prudente", que surge del canto de los cánticos divinos[xxviii]. De lo contrario, es decir, cuando el pecado se agrega al pecado, se elimina la perspectiva de consumación. En estos casos Firmos no duda en tomar decisiones difíciles, como el cese definitivo de la sociedad eclesiástica del pecador serial[xxix].
Las opiniones eclesiásticas de Firmos, aunque poco desarrolladas, son de interés. En dos o tres casos, Firmos compara la relación de la Iglesia con los miembros que la integran con esa madre que, tras responder a su deuda natural desarrollando a sus hijos, les pide gracias recíprocas. En particular, la imagen de la madre que justamente exige la devolución de la comida a sus hijos se utiliza como ejemplo indirecto para importantes miembros de la comunidad cristiana, como el Conde Kynigios[xxx]. Esto se hace para convencerlos de la necesidad de la recompensa que le deben a su madre espiritual cuando ella los llama para pedir ayuda. La empresa utiliza este ejemplo para presionar psicológicamente a los funcionarios del gobierno y lograr lo que quiere. De hecho, en los casos en que los funcionarios son de Cesarea, la madre se refiere a la Iglesia o la ciudad natal, o ambas[xxxi]. En este contexto, aparece, en otra carta, que la Iglesia madre pide la gracia administrativa de su hijo, el Conde Efstratios[xxxii]. La identificación de la voluntad de la Iglesia con la de Firmos lleva sin esfuerzo al lector a la conclusión de que Firmos expresa la Iglesia. Es esencialmente un truco retórico ya que Firmos es un obispo y como obispo expresa la Iglesia, una creencia que fue expresada por primera vez a principios del siglo II por Ignacio de Antioquía y fue adoptada por las comunidades cristianas[xxxiii]. La misma imagen de la Iglesia como madre puede repetirse en otra carta de Firmos[xxxiv]. Independientemente de las conveniencias, Firmos basa su argumento anterior en la creencia de que la Iglesia es una madre que cría con amor a sus hijos y los lleva a la madurez espiritual y la ascensión.
3. Epílogo
Las epístolas de los obispos son, sin duda, una importante fuente de información tanto sobre cuestiones teológicas como sobre la situación política, social y económica del período al que pertenecen. En este contexto, incluso los detalles aparentemente insignificantes de estas cartas pueden ofrecer mucho a la comprensión de la vida cotidiana. Por las razones anteriores son importantes las cartas de Firmos de Cesárea, ya que nos dan una imagen clara del autor. Al mismo tiempo, nos proporcionan muchos y variados datos sobre la situación que emperaba en Capadocia y en Asia Central en general en el siglo V.
Quizás el elemento más importante que surge del discurso de Firmos en el 3er Concilio Ecuménico, pero también de algunas de sus cartas, es su posición inquebrantable del lado de Cirilo de Alejandría y los demás ortodoxos. Su oposición a Nestorio continuó en la región más amplia de Capadocia en las diócesis vecinas que fueron pastoreadas por Nestorianos. También, a través de las cartas, se ve el mantenimiento de las relaciones de Firmos con Cirilo de Alejandría y otros obispos, con el fin de eliminar el peligro de los herejes y, quizás, el esfuerzo de coordinación de los ortodoxos. Esto incluye a funcionarios populares de alto rango que podrían aumentar el poder y la influencia de los ortodoxos.
La antropología de Firmos se centra en la unidad psicosomática del hombre, que se traduce en la interacción del alma y el cuerpo en caso de caída. Por eso el hombre debe buscar a través del amor la teofilia y la limitación de las pasiones. De lo contrario, se elimina la perspectiva de finalización. El papel de la Iglesia es crucial para el fin del hombre, que es la madre amorosa que cría a sus hijos y los lleva a la madurez espiritual y la ascensión.
La benéfica pastoral de Firmos ha funcionado bien en general para el feliz funcionamiento de la ciudad o especialmente para la situación correspondiente incluso de los creyentes comunes. En este contexto, no dudó en acudir a los obispos, incluso altos funcionarios, para tener éxito en su labor pastoral. Firmos no fue un cobarde con estos últimos, ya que parece que iban dirigidos a amigos, a seguidores dogmáticos, a funcionarios que ya habían demostrado sus nobles intenciones. Cerca de ellos deberían estar los que vinieron de Cesárea y tendrían un interés personal en el estado de felicidad de su ciudad natal.
Las cartas oficiales de Firmos fueron el resultado de su esfuerzo por mantener la paz eclesiástica. Por el contrario, las cartas privadas se debieron a su necesidad de comunicarse con sus seres queridos y de mantener y profundizar su amistad con ellos. Sin embargo, sobre todo, las cartas eran un cuento de hadas y un entretenimiento para el metropolitano de Cesárea Firmos.
4. Bibliografía y notas
Textos
- Firmi Caesaraeae Cappadociae episcopi. ”Epistolae XLV”. PG 77, 1481-1514.
- Firmus de Césarée. “Lettres”. Introduction, texte et traduction, notes et index Calvet-Sebasti, Marie-Ange y Pierre-Louis Gatier. SCh 350.
- Coulie, Bernard. y Bastien Kindt (ed.), Thesaurus Asterii Amaseni et Firmi Caesariensis: opera omnia (Turnhout: Brepols, 2001).
- Socrates Scolastici. ”Historia ecclesiastica“. PG 67, 29-842.
Estudios
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- CHRISTOPHILOPOULOU, Aikaterini. Το πολίτευμα και οι θεσμοί της Βυζαντινής αυτοκρατορίας: Κράτος-Διοίκηση-Οικονομία-Κοινωνία (=El estado y las instituciones del Imperio Bizantino: Estado-Administración-Economía-Sociedad). Atenas: s.n., 2004.
- CHRISTOU, Panagiotis. Ελληνική Πατρολογία (=Patrologia Griega). vol. 4. Thessalonika: Kyromanos, 1989: 227-228.
- FEIDAS, Vlassios. Εκκλησιαστική ιστορία (=Historia eclesiástica). Vol. 1. Atenas: s.n., 1994.
- GRÉBAUT, Sylvain. «Traduction de la version éthiopienne d’une homélie de Firmus, évêque de Césarée». Revue de l’Orient Chrétien 15 (1910): 324-325.
- KUSTAS, George L. “Saint Basil and the rhetorical tradition”. En Fedwick, Paul-Jonathan. (ed.). Basil of Caesarea: Christian, Humanist, Ascetic: A Sixteen-Hundredth Anniversary Symposium. Toronto: Pontifical Institute of Mediaeval Studies, 1981: 244-245.
- MANTZARIDIS, Georgios. Χριστιανική Ηθική (=Ética cristiana). Vol. 2. 2da ed. Thessalonika: Pan. Pournaras, 2004.
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- MARÀS, Anastasios G. Πατερική Θεολογία και χριστιανικός πολιτισμός (=Teologia patristica y cultura Cristiana). 2da ed. Thessalonika: Antonis Stamoulis, 2008.
- PAPADOPOULOS, Stylianos. Πατρολογία (=Patrologia). vol. 1, 2da ed. Atenas: Parousia, 1994.
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[i] Anast. Maràs, «Firmus of Kaisareia», en Al. Savvides y Ben. Hendrickx, Encyclopaedic Prosopographical Lexicon of Byzantine History and Civilization, vol. 3 (Turnhout: Brepols, 2012), 12. Anast. Maràs, Πατερική θεολογία και χριστιανικός πολιτισμός (=Teología patristica y cultura cristiana), 2da ed. (Thessalonika: Antonis Stamoulis, 2008), 413.
[ii] Σωκράτης Σχολαστικός, Εκκλησιαστική ιστορία, 7,48, PG 67,840Β.
[iii] Firmos de Cesárea, Επιστολή 11, Sources Chrétiennes (SCh) 350, 94.
[iv] «Τοῖς συντυχίας ἑρῶσιν ἱκανὴ καὶ ἡ διὰ τῶν γραμμάτων γίνεται ὁμιλία, ὅταν πολλῷ τῷ μέσῳ διαστήματι τύχωσι χωριζόμενοι», Firmos de Cesárea, Επιστολή 20, SCh 350, 118.
[v] S. Grébault, «Traduction de la version éthiopienne d’une homélie de Firmus évêque de Césarée», Revue de l’Orient Chrétien 15 (1910): 324.
[vi] Ex 17:8-16.
[vii] S. Grébault, o.c., p. 325.
[viii] Vl. Feidas, Εκκλησιαστική ιστορία (=Historia eclesiástica), vol. 1, 2da ed. (Atenas: s.n., 1994), 607.
[ix] «ἐπειδὴ πρόδρομον ἔλαβον τῆς ἀφίξεως τὴν ἐπιστολήν, ἐζήτουν τὴν αἰτίαν γνῶναι τι τοῦτο γενέσθαι παρεσκεύασεν», Firmos de Cesárea, Επιστολή 19, SCh 350, 114.
[x] Firmos de Cesárea, Επιστολή 21-22· 33, SCh 350, 120-122· 146.
[xi] Firmos de Cesárea, Επιστολή 24, SCh 350, 126.
[xii] «χρυσῇ στήλῃ τῇ καρδίᾳ τῆς ὑμετέρας ὁσιότητος ἐγχαράξας τὴν μνήμην», Firmos de Cesárea, Επιστολή 38, SCh 350, 154.
[xiii] Firmos de Cesárea, Επιστολή 38, SCh 350, 156.
[xiv] «Τοιοῦτον δή σε ὄντα ὁ ἡμέτερος φυλάττοι Σωτὴρ ταῖς ἑαυτοῦ Ἐκκλησίαιας σύμμαχον ἀγαθὸν καὶ προστάτην ἀκαταγώνιστον», Firmos de Cesárea, Επιστολή 30, SCh 350, 140. La institución del Praefectus Praetorio después de Constantino correspondió al máximo funcionario político del estado, uno para Oriente y otro para Occidente. (Cf. Aik. Christophilopoulou, Το πολίτευμα και οι θεσμοί της Βυζαντινής αυτοκρατορίας: Κράτος-Διοίκηση-Οικονομία-Κοινωνία (=El estado y las instituciones del Imperio Bizantino: Estado-Administración-Economía-Sociedad) (Atenas: s.n., 2004), 48-49.
[xv] Firmos de Cesárea, Επιστολή 41, SCh 350, 162.
[xvi] Firmos de Cesárea, Επιστολή 23, SCh 350, 124. Sobre la datación de la carta 23 y la identificación de Eftherios con el Metropolitano de Tyana, cf. Μ.-A. Calvet-Sebasti y P.-L. Gatier, Introduction en SCh 350, 56.
[xvii] Firmos de Cesárea, Επιστολή 37, SCh 350, 154.
[xviii] «Τὰ μὲν ὅσα περὶ τῆς τῶν γραμμάτων ἐστὶ διηγήσεως, οἶδα κοινοῖς τε γράμμασι καὶ τῶν παρ’ ἑκάστου τὴν ἁγιότητά σου δεδιδαγμένην. Ἐγὼ δὲ γράψαι ἠπείχθην ἃ πέπονθα», Firmos de Cesárea, Επιστολή 37, SCh 350, 154.
[xix] «Συνασθενεῖν γάρ πως πεφύκασι καὶ οἱ λογισμοὶ τῇ τοῦ σώματος ἕξει», Firmos de Cesárea, Επιστολή 3, SCh 350, 72.
[xx] Sp. Tsitsigos, «Pecado: Psicología», en Μεγάλη Ορθόδοξη Χριστιανική Εγκυκλοπαίδεια (=Gran enciclopedia cristiana ortodoxa) 2, 240.
[xxi] Respecto a las pasiones cf. G. Mantzaridis, Χριστιανική ηθική (=Ética cristiana), vol. ΙΙ, 2da ed. (Thessalonika : Pan. Pournaras, 2004), 61.
[xxii] Indicativamente, mencionaremos al antecesor de Firmos, Basileios de Cesárea, cf. G.L. Kustas, «Saint Basil and the rhetorical tradition», en P.J. Fedwick (ed.), Basil of Caesarea: Christian, Humanist, Ascetic, A Sixteen-Hundredth Anniversary Symposium (Toronto: Pontifical Institute of Mediaeval Studies, 1981), 244-245.
[xxiii] «Ἐν τοῖς ἄλλοις “τὸ μέτρον ἄριστον”, ἐν δὲ τῇ ἀγάπῃ ὁ τὸ πλεῖον ἔχων θεοφιλέστερος», Firmos de Cesárea, Επιστολή 11, SCh 350, 94.
[xxiv] 1 Jn 4:8, 4:16.
[xxv] «Τοῖς μὲν πολλοῖς τῶν ἀπειροκάλων ὁ ἐν χρήμασι σπουδάζεται πλοῦτος· ἐμοὶ δὲ ἀντὶ χρημάτων οἱ φίλοι», Firmos de Cesárea, Επιστολή 25, SCh 350, 128.
[xxvi] Firmos de Cesárea, Επιστολή 25, SCh 350, 128.
[xxvii] Mt 5:43. Lc 6:27. Gal 3:28.
[xxviii] Firmos de Cesárea, Επιστολή 39, SCh 350, 158.
[xxix] «ἀποκηρυχθῆναι αὐτὸ πάσης ἐκκλησιαστικῆς κοινωνίας, εἰ μὲν δοκιμάσειας, καὶ ἀεί», Firmos de Cesárea, Επιστολή 41, SCh 350, 162.
[xxx] «ἄκουσον τῆς μητέρος σου τῆς Ἐκκλησίας», Firmos de Cesárea, Επιστολή 4, SCh 350, 76.
[xxxi] «ἥξειν γάρ ποτε προσδοκῶ τὴν μεγαλοπρέπειάν σου, ὡς ἐπὶ μητέρα, τὴν ἡμετέραν πόλιν, ἀπαιτοῦσαν δικαίως τῶν τροφείων τὴν ἀμοιβὴν;», Firmos de Cesárea, Επιστολή 4, SCh 350, 74 και 76.
[xxxii] Firmos de Cesárea, Επιστολή 39, SCh 350, 158.
[xxxiii] Por la enseñanza de Ignacio de Antioquía sobre la posición del obispo en la Iglesia, cf. Kon. Bonis, Χριστιανική Γραμματεία ήτοι φιλολογική και κριτική ιστορία των Πατέρων και εκκλησιαστικών συγγραφέων: Οι λεγόμενοι Αποστολικοί Πατέρες (=Literatura cristiana, la historia literaria y crítica de los Padres y escritores eclesiásticos: Los llamados Padres Apostólicos), vol. 1 (Atenas: s.n., 1977), 240-243. Además, cf. St. Papadopoulos, Πατρολογία (=Patrologia), vol. 1, 2da ed. (Atenas: Parousia, 1994), 174-175.
[xxxiv] Firmos de Cesárea, Επιστολή 14, SCh 350, 102.
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